martes, 22 de abril de 2008

One by one hole in my two down sole shoes, my left and my right feet, and my fingers, hiding by socks, water wet mis patas (Fragmento)


Salvador Ventura

One by one hole in my two down sole shoes, my left and my right feet, and my fingers, hiding by socks, water wet mis patas


He buscado la muerte
a través de donde sale la vida
ella vino
me halló
pero he allí que yo no estaba
aún para ella
ha
la vie âpres la vie
la mort
mi sholeil,
una tina de agua helada
sin hielo sin frío sin tina sin agua
se derramó sobre mí,
una estrella perdida que no cae
juye,
un sigilo- no gallos, no chuchos-
un pedazo de luna-el otro pedazo
se escondió,
de mí cama al desierto solo hay un escalofrío
………………………………………………
………………………………………………
hoy tendré miedo de la noche.


a Erasmo spur i sontecoman




como dijo casho, cada quién busca su muerte;

Una muerte álgida, las muertes de los grandes hombres son las muertes más estúpidas (dicen que estos son inmortales), la calle que se camina al revés en Cacahoatán y que nadie quiere caminar al derecho (donde dicen que sale la tizigua o la llorona o mujer de blanco), en la víspera de todo santo, antes de colocar las ofrendas y arreglos, la calle que se camina al revés, aunque haya un letrero sobre una tabla de las que aún se compone una casa que reza una prohibición acerca de su uso como mingitorio, esta sigue siendo utilizada como mingitorio gratuito a deshoras de la noche (también como cagadero solo teniendo cuidado de las tapalcuas), casi como la escena que puede apreciarse en la obra Romería en Hoboken en un dibujo a plumilla y tinta china de Bruegel;

una escena surrealista –aunque no seamos surrealistas, yo, más carlodanielanista que antes- “Ameht, te imaginas una escena para nuestro filme, una mano que de pronto aparece del corral dentro del brotón y que te empieza a masturbar mientras vos orinás y te volteás a ver al descanso del panteón y ves a una mujer desnuda con las chichotas salidas a través de la puerta de herradura del descanso”…

- a través de la verja helada y oxidada y retorcida testigo de tantas expropiaciones de la nación (y es que todo lo que esta contenido dentro del subsuelo es propiedad de la nación según la carta magna de Mejico, por lo consiguiente todos los dijuntíos junto con sus respectivos gusanos son propiedad de la nación, a esa conclusión llegabanos con “cimarrón” don Tomás Aguilar Morales mientras hacíamos tiempo para esperar el vocho rojo del maestro Tony el cual es autor de las memorias de un payaso obra en preparación por el autor mismo, evocando su adolescencia circense, todo esto en un día lleno de absurdos el cual había empezado desde el haber visto un cortometraje de cuando aún era chamaco Roman Polansky, lo vimos entre el chino Esteban que es japonés, único representante del arte oriental en Cacahoatán y del Ameht) espera del vocho y de su choufer que termino en una carcajada sonora (existen también las carcajadas silenciosas, y son muy peligrosas, por que pueden explotar los pulmones y se puede ir al cerebro y se puede perder la corteza cerebral) mientras el Bastón de San Pedro nos esperaba en Huehuetán para presentarnos al Balam, campeón de poesía estatal chiapaneca premio Rodolfo Figueroa y campeón de poesía de la ciudad de Mejico D.F.)...

“y le ves la vagina toda engusanada,- sí, salvador, como la que vas a pintar- nomás que hay que tener cuidado por que en esa casita de allí abajo en el puente del panzero vive un mampo que vende pastelitos, no vaya a ser que la mano sea de él, hijo ´e su uta madre- tendrá algo que ver eso acaso con mis demonios que llevo dentro según el Ameht?, (que no lo lea el diablo esto, si no capaz se copia el muy burro, le falta inspiración), la calle que se camina al re´ves, donde hay unos miaus (mishitos) amarrados con tramojos de chucho, gatos mañosos, su dueña (de los gatos of course doña Anita mamá del dijuntío Lic Cano), en un discurso pletórico de elementos ocultos descifrados con métodos holísticos, le avente la pelota, ¿eso es secreto verdad?,

el tener a los gatos amarrados, yo me lo sé, mi abuelita me enseño muchos secretos, algún día me lo confiará usted para que deje de ser secreto- no dijo doña Anita- y acaso algún nieto ya se lo dijo usted, inquirí- no, volvió a ser su respuesta nuevamente-, al estilo de las coplas contestadas del guapango huasteco o de una copla contestada tlacotalpeca, no se como se dice el gentilicio de los tlacotalpanecas de Tlacotalpan, Veracruz, tampoco sé si se contestan las coplas en Tlacotalpan), antes, una lectura del Pentateuco (claro, en castilla, no en yedish, aunque el ameht me dijo que me iba a conseguir el audio libro del Pentateuco en yedish para hacerme pendejo yo solo, aunque ya me consiguió todo el génesis en audio libro yedish ) y una leve perturbación al escuchar la admonición exorcística (por poco y me exorciza el buen Ameht,

para la otra será diabolo panzón, te vas a chingar cabrón, a falta de fe –de la que dice don Augusto Monterroso de cuando alguien tuvo un poco de ella y se desgajo un cerro he hizo una matazón- ayuno y aceite a falta de vino, agua y a falta de pan, tortilla), un novenario muy fatuo, tan fatuo que casi me cuesta mi corteza cerebral, no pude controlarme el día del accidente ni el whiskey pudo (es que ya se me acabó mi brandi francés (sábese que el brandi es español pero el brandi frances es por excelencia el cognac pero tiene que ser denominado de origen, de la región de cognac, france, si no es de allí, es simplemente brandi frances, o cognac de los pobres, como el cañac que toman los teporochos en Cacahoatán, como el frankenstain o el chilel, el estadio supremo de un bolo- y como soy pobre no puedo comprar cognac tengo que mancarme, ni modos, y no soy bolo, ni lo mande Dios) y el espresso (disfrazado de café de mata preparado por una señora que no sabe preparar café de calcetín) ni la impresión de ver la leyenda del pueblo don Carlos Canel, el día ingrato,

que casi pierdo la corteza cerebral, pero el pobre muchacho sí perdió la vida, Moisés Canel, que en paz descanse y que Dios tenga misericordia de él, y yo casi pierdo la corteza cerebral, casi ibanos a quedar a mano, gracias a Dios, yo no perdí mi corteza cerebral pero él sí perdió su vida, allí me di cuenta de que la muerte aunque uno la busque como dijo casho, si a uno no lo conviene pues no te morís y punto, quedás todo mal morido o todo espantado, todo pendejo todo atarantado todo totoreco, y tenés que ir a que te den una tu soplada a una mesa de centro, con un kilo de venecia y un manojo de ruda (lástima que ya se murió también la tatiana y la coreana, para que me soplarán ellas mejor), yo aún voy a ir a que me soplen, no a que me la soplen, una madonna del carmen pintada al óleo en dimensiones muralísticas obra del chino, el pintor japonés de la gorrita roja, máximo exponente del arte oriental en Cacahoatán, Estiben Moromisato, el mismo con el que vimos el corto de Roman Polansky (se nota la ausencia del trazo clásico del icono y de la escuela toscana sienesa del quatroccento),

esa pintura como eje central del altar en pleno novenario como el otro altar de la primera reunión pusyaísta realizada también dentro de los rezos de mi abuelita; esta muerte álgida se suma a otras muertes igual de feas (no hay muertes bonitas, a menos que estémonos refiriendo a la muerte de don Erasmo Espur I Sontecoman, sábese que él haya tenido una de esas muertes bonitas dignas de concurso y de imitar), ¿será capaz el olor de hombre (lo que lo dicen feromonas desde el punto de vista evolucionista) matar medio katún?, ¿así como también será capaz un desodorante de matar el tufo del sobaco?, son cuestiones existenciales para aplicarles el método cartesiano) ¿es capaz una mujer ser la causa del dolor de un hombre?;

(“este jijo de su puta madre se murió por culpa del culo, se lo dije al verga”, fragmento del Capitulo “Los empautados” pendiente del libro “Las telarañas de Don Urbano”, capitulo en colaboración con el doctor yerbabuena, el Dr. Andres Ernesto Alarcón, aunque el capítulo será de mi autoría por que a mi me corresponde) hay de muertes a muertes, como lo digo, yo ya tengo dos, solo me falta una, la carnal, don Erasmo Espur i Sontecoman salta a la convidada memoria por que él también ha muerto, (aunque aún no he visto ninguna esquela o participación en ningún diario importante así como tampoco en esas revistas afectadas que se dicen especializadas en literatura arte y fotografía y arquitectura que tanto han salido a la venta últimamente, dirigidas creo por un tal krauze, y tampoco he visto algún hommage en su nombre (de don Erasmo),

aparte, no se le ha bajado solita la palanquita del water en el servicio de la casa, ni he amanecido con morados en los brazos, señas inequívocas de que algún cercano conocido o desconocido ya petateó o pateo el balde o colgó los caitles, por cierto yo colgué los míos pero aún no he muerto, abusando de mi eternidad perentoria- no poder morir hasta no haber visto a la Santa María del Buen Aire hasta allá en el culo del diablo) ahora se dice de él, de don Erasmo, que ya es todo un dijuntío con todas las de la ley, que ya es propiedad de la nación, como la otra muerte de don Ángel Héctor cuando murió el señor Augusto Monterroso enterado (no enterrado el otro) por medio de la sección cultural del domingo de la comuna revoltosa de la jornada, en las bancas de hierro retorcido de los comales en la ciudad que no es ciudad y más sin embargo es el ombligo del mundo, pero ese es otro tipo de muerte,

y si de muertes se trata, todos estamos muertos, moridos, nomás que nos hacemos pendejos y nos imaginamos y nos soñamos aún vivos y cada uno tiene un sueño y cuando despertás es por que ya te moriste y los gusanos se dan gusto (o por que ya tu corteza cerebral valió madres o valió verga como dicen los chamaquitos modernos en Cacahoatán, aunque ya esa frase aprendida ya se va olvidando, afortunadamente, ishtos mucos lamidos, como decía mi abuelita queen (que lindo se forma la palabra reyna por comerse un espacio, son los beneficios de la lengua castellana extrapolada a otras lenguas) paz descanse), y bueno, la obra sontecomaniana ha quedado dispersa a través de sus itinerarios desconocidos, de sus asistencias sin invitación, una cosa curiosa, no existe fotografía para poner en los altares de nueve días cuarenta días y cabo de año de costumbres católicas, como en el caso del buen Moisés Canel que en paz descanse, su rostro,

el de don Erasmo, ahora, será recordado tan solo por aquellos que tuvieron la dicha de compartir el mismo sitio con él por diversa causa (ninguno de sus escritos publicados en forma de libros presenta retrato suyo u ostentación gráfica relacionada a su parecido físico ni en la tapa ni contra tapa mucho menos en la solapa), quizá en alguna cámara de video bancaria (aunque es muy difícil, el señor Erasmo Espur i Sontecoman no tenía predilección por los bancos y siempre pedía de favor a algún vagabundo clochard o linyera o pordiosero que retirase su dinero de la ventanilla bancaria, no creía él en la tecnología moderna, por eso será raro conseguir una fotografía suya, aunque desconozco si se le realizo alguna mascara mortuoria como las de Modigliani, Schiele, y demás señores de esos, las únicas cámaras que lo gustaban a él eran esas que tienen una caja obscura y tiene una especie de telón como escenario teatral (como las que usaba el chavo del ocho),

de esas alemanas con objetivos karl zeiss, como la que estaba en el puente de Talismán frontera con Guatemala, donde no pude tomarme la foto y ahora que busque al ingrato retratista ya no esta más y en un intento por querer asequir su cámara lo pregunte su precio y me dijo casi dieciocho mil quetzales el precio, si consigo la plata se la compro, lo busco y se la compro, claro, con su previo regateo, el origen moldaviano de don Erasmo le confería una superstición difícil de superar, él tenía aversión a esos aparatos modernos llámense móviles celulares laptops computadoras hornos de microondas secadoras para el pelo y demás parafernalia consumista y fetichista, amén de que nunca se subió a un avión, los viajes los realizaba por carretera o por barco (a veces en mula) según fuese el destino, él escribía (y platicaba) con su vieja maquina de escribir su viejo ventilador de fierro (que más que soplar parecía matraca como las que usan los judíos (no semíticos) en Cacahoatán allá por la semana santa en la puesta en escena de la obra de otro insigne dramaturgo popular cacahoateco desconocido con la obra indenominada

“El Santo Evangelio según Don Fidencio”, tradición popular que ya roza el centenario y por supuesto también el cementerio), don Erasmo es todo mecánico, tan mecánico es que se dedicaba a la linotipia con una replica de la primera imprenta que llegó a las Ámericas, don Erasmo Espur i Sontecoman cultivo muchos oficios estilísticos, el ensayo fue uno de lo que más lo gusto, amén de la obra ganadora de un premio Casa de las Américas, año IV de la Revolución Cubana (esto es, 1970) con la novela intitulada Crónicas del polvo, y su libro de poemas “Los cuadernos del pan dulce”, de 1961, y sus incursiones en la obra cuentística con el libro “ Y en el cuarto las mujeres entraban y salían hablando acerca de Miguel Ángel”, de 1965,

don Milo Temêszvar lo salvo una vez de ser un desaparecido más de las dictaduras latinoamericanas de moda en esos tiempos, pero esta vez no la vio llegar, ni por donde le llegó, así como su incursión en cine debido a que fue tramoyero en un teatro de no tan conocido nombre en la rue palais y un director lo dio papel de extra y de una media docena de representaciones un viejo cineasta lo vio y lo invito a participar con él como extra en una película de bajo presupuesto y regular producción, allí saltó al cinemascope como se le conocía por esos tiempos; su labor loable es que fue un editor que al igual que don Carlos Barral dueño de editorial Seix barral que apostó a publicar a don Alejo Carpentier y al maestro de la tumba blanca (Julio Florencio Córtazar Desscotte) entre otros, don Erasmo apoyo con ediciones en forma de panfletos para la diseminación de la obra pusyaística,

así como también, al terminar de barrer y quitarlo la tinta a los linotipos el taller se transfiguraba en las oficinas oficiales de editorial el Sementerio, todo esto como dijimos gracias a que de chamaco se arrimó a una imprenta como linotipista (que limpiaba las linotipos de tinta y los alzaba en sus cajitas de madera en orden alfabético, allí termino él de aprender a leer y escribir en la imprenta, y la semilla lo hizo volver, a la edad avanzada pudo el poner una imprenta como las que están en el centro histórico de Méjico pero más grande, en un taller decente, como Dios manda, todo artesanal, hay que recordar que era enemigo de los avances tecnológicos y cibernéticos,

hay que recordar que don Erasmo es hijo de un güero, -como la mayoría de alemancitos de Tapachula que están cruzados de alemán puro con criada de la región (fámula) como los Luttman, Edelmman, Kauffmann, Bernnsstorff (en la región mareña donde se crío don Erasmo lo decían gringo, ojo de gargajo, debido a que la mayoría de la población son prietos mis compañeros como dice el juche, y nació cercas de Veracruz, pero su origen filial parece ser bálcanico, el apellido en sí es judío, en la argentina aún se ven gentes con ese apellido nada más que allá van precedidos por la letra T y con una Z, Tzontecoman, extraño apellido, por eso sugiero su origen serbio, (aunque se apunta a orígenes de Catalunya en un escrito acerca de él realizado por jorge jolmash y traducido por Héctor Hernández) Sontecoman apellido de exyugoslavos, de esos pobres hombres a los que lo bajaban sus truzas allá en serbia y si estaban circuncisos no más lo ponían su plomazo, al estilo nazi,

o al estilo mejicano o al estilo argentino o a los demás estilos tipo chileno de Pinochet y demás franquistas, al estilo gringo of course, la obra literaria y artística que comprende incursiones en todos los ámbitos de las actividades creativas cine música pintura escultura y demás) de don Erasmo Espur i Sontecoman corre el alto riesgo de no ver la luz de su publicación, siempre su obra quedará precedida a unos cuantos que tuvieron la fortuna de haber intercambiado escritos para su lectura y breve opinión, dentro de esos afortunados figura un grupúsculo llamado pusyaístas que son una reminiscencia de otros grupos a los que ellos jamás quisieron pertenecer (cabe hacer mención que jamás pertenecieron a dichos grupos y si acudieron alguna vez a algún evento de ellos fue en calidad de oyente o lo que es lo mismo en calidad de público, más nunca de críticos por que ellos no saben nada de cuestiones literarias menos culturales),

sin embargo esos grupos los aglutinaban con su puro nombre dentro de sus grupos, ahora, será labor de ese grupo desaparecido de los pusyaístas dar a conocer la obra de don Luis Erasmo Espur i Sontecoman, de ese grupo, el que más contacto tuvo (y no del tercer tipo mucho menos del tercer sexo, por eso de la generación beat que todos eran mampos como el maestro Goyo Ramos de la secundaria Miguel Alemán de Tapachula hoy prepa uno, y que al decir que era mampo y se le recordaba por sus preferencias sexuales el maestro Rufino pego el grito en el silencio defendiéndolo diciendo que por que no lo recordamos como el gran hombre cultural que fue, sí hubíese sido de la talla de Jean Cocteau hubiesemos alabado su mampería, (a cuantos se habrá chingado o aventado o cogido Jean Cocteau, mi maestro Modigliani se salva por que él y Cocteau se caían mal recíprocamente,

quizá Cocteau le ofreció las nalgas a modi y este le ha de haber metidó un su vergazo (pero desde el punto de vista golpe, stroke, piña, bife, no del punto de vista de la palabra verga en sí, en su más socorrida acepción: miembro viril de los machos mamíferos, como el chiste del mampo, “encontrabánse dos mampos en una pileta o alberca o piscina como dice el paisano, y lo pregunta el que esta afuera del agua al que esta chapoteando, disculpa querida, como esta el agua?, esta de la verga, hay, turroooooooooooónnnn, entonces me aviento de culo”, o como el otro más elaborado de catón, el columnista y no el poeta latino, el columnista Aguirre de política y cosas peores, que dice, “iban dos mampos, y uno lo dice al otro, el tipo estaba tan feo tan feo, que en vez de pajarito tenía un murciélago”, acá cabe la aclaración que la palabra correcta es muerciegalo igual que cloeca y no culeca para las gallinas pero no es un escrito gramatical esto) pero como el maestro Goyo Ramos no fue de la envergadura cultural de jean cocteau, no lo fue,

lo dejamos en simple mampo que sabía declamar el mío cid de memoria y que era campeón de lucha grecorromana), barriendo lo que fue la imprenta de don Erasmo se encontró el siguiente documento, todo embarrado de tinta, todo batido, lectura ilegible, escritura y estructura incompleta, se fueron encontrando más documentos y se fueron añadiendo a ese primer papel embarrado de tinta, se puso a contra luz con una veladora y no se podía ver, después con una lámpara más fuerte como las que usan los doctores para ver las radiografías o placas y pudo irse descubriendo el primer renglón que dio paso a poder seguir leyendo pero más que poder ver era un especie de adivinanza, de ver que quería decir o ver que decía, ante la mancha de tinta, se paso a consenso entre los que habían tratado en vida a don Erasmo,

para poder pedirles una idea y poder armar ese escrito, fue una tarea al más puro estilo británico, de cómo se van traduciendo los jeroglíficos de los valles del nilo, a continuación se reproducirá textualmente lo que dice la primera hoja, con el permiso de los herederos de don Erasmo Espur, “Había aprendido a dormir con los ojos abiertos, le traía muchos beneficios, como por ejemplo los zancudos y mosquitos y chaquistes pensarían que estaba despierto y no lo picarían, podía buscar trabajo como velador y dormirse o echarse su coyote y las cámaras de vigilancia lo tomarían si bien no en su rondín si despierto, sus ojos tomaban más fuerza y podía ver los eclipses y demás fenómenos astronómicos sin necesidad de protección, aunque una cuestión en contra era que se deshidrataban sus pupilas, tenía que estarse poniendo constantemente gotitas de manzanilla en los ojos

y practicarse lavados de ojos constantemente, y comer mucha zanahoria por lo de la vitamina A, como dicen que hay oído de tísico, el tenía lo equiparable a la vista con el oído de tísico, podía ver de noche y ver a distancias mayores, como lo hacen los jaguares o yagüaretes, al principio no podía, le ardían mucho los ojos, se le trababan al principio pero después aprendió a destrabarlos tal cual Haudini podía destrabar sus muñecas hombros y demás articulaciones, tal cual Niccolò Paganini destrababa las muñecas para ejecutar esas notas de sus caprichos que solo él podía ejecutar con sus stradivarius, los párpados los volteaba y sacaba lo de adentro hacia fuera, y espantaba a los niños más pequeños, con los ojos había aprendido a probar el sabor de las comidas sin necesidad de probarlas con el paladar, podía calcular las distancias exactas con tan solo posar la mirada desde el punto de origen hasta el punto destino, esto es, lo encantaba subirse a las casas más grandes, a los edificios más grandes, a las lomas, montes,

a los campanarios de esas viejas iglesias, a los palomares, y ver y calcular las distancias, lo gustaba apostar y ganar un poco de dinero con esta propiedad que solo él había podido desarrollar, tenía muy desarrollado el sentido de la perspectiva, al contrario del arquitecto Antonio Gaudí que padecía una misteriosa enfermedad que no le permitía percibir los espacios y la forma y las distancias de los objetos que veía y por eso la magnificencia de sus obras, era su vista todo lo inverso de Gaudí, prescindía del uso de microscopio y de telescopios, llego al extremo de prescindir de la chele o lagañas de los chuchos para poder ver las almas de los difuntos, su vista era todo para él, pero a raíz de ello sus otros sentidos se fueron debilitando y se fueron algo así como desviándose hacia los ojos, el tacto, podía ver las texturas sentirlas sin necesidad de tocarlas tal como si las hubiese tocado,

parecía como si todos los sentidos se le hubiesen volcado en la vista, en los ojos, podía ver toda la gama de colores, lo que las demás personas estaba vedada, las frutas que dan los palos de amate que solo las iguanas garrobos y los muditos pueden ver, las patitas de las culebras que solo los muditos pueden ver, los espectros de luces, los fenómenos de refracción reflexión de la luz, eran para él cuestión de posar la vista nada más, no se lavaba los ojos a no ser que fuese solo con manzanilla, solamente con eso, tenía una crianza de gallinas con la única finalidad de recoger los huevos recién puestos y frotárselos en los ojos sobre los párpados, por que sabía que esto era vitamina para la vista, él prescindía del uso del caleidoscopio para ver el festival de luces que este ofrece, su vista hasta había logrado desarrollar velocidades de visión, como si se tratáse de una cámara reflex, como si de un obturador se tratase, desde la velocidad 0 hasta las 1000 1500 y más grandes, él siempre procuraba no desvelarse, así como tampoco visitar al oculista,

tenía miedo de que los hombres de ciencia se diesen cuenta de su prodigiosa vista y temía ser objeto de los más sofisticados y dirigidos estudios (en sí, él tenía miedo de que le fuesen extirpados los ojos para poder ser estudiados, tal como el cerebro del Mítico Pancho Villa), a veces tenía que hacerse pasar por ciego para disimular la tan prodigiosa vista, su vista era su única propiedad sobre la tierra, había alcanzado a calcular el punto de marchitez de las plantas con solo verlas, podía ver las personas que estaban enfermas, había desarrollado a la par de la visión un estilo único de estilo psicología, por que los colores tienen un lenguaje y él era el único traductor, por lo menos así se sentía él, así lo vivía él, la naturaleza le hablaba a través de los colores y las imágenes que él veía, lo que los demás miraban transparente él podía ver lo que había realmente, eso le traía muchos sobresaltos cuando dormía, por eso procuraba dormir solo, podía sentir el olor con solo mirar la cosa que emanaba el olor, llego un momento que se harto de su vista prodigiosa, que empezó a idear la manera de deshacerse de su vista, se procuro empezar a abrir el congelador y encender una especie de fogata y poner los ojos a cambios bruscos de temperatura para dañarse la vista,

pero miraba que sus ojos tenían como una especie de caparazón o coraza o quiste como las amebas, una vez intento lavarse con ácido muriático, se quemo los párpados pero nada le ocurrió a sus ojos, tuvo que estar con los párpados vendados por varias semanas hasta recuperarse, aunque el doctor se intrigo demasiado por el tipo de daño que sufrió y su vista nada lo ocurría, como la niña que lloraba palitos de mate en la provincia de corrientes en la Argentina, como tantos otros que lloraban vidrio en esa especie de estigma popular, así lo concebía el doctor o así se lo hacía creer él al doctor, él ya no quería más esa vista, estaba aburrido de ver todo lo que miraba, quería ser normal, volver a mirar como antes, cuando ya pudo estar bien de sus párpados, se ideo una última esperanza, hacer que una lechuza le arrebatase los ojos, tal como él sabía que ellas lo hacían con los gatos, a las lechuzas les encanta comer ojos de gato, y eso él lo resabía, lo había escuchado desde niño, por que él se había criado en el campo, lleno de supersticiones, sus ojos no eran claros, eran marrones, y las lechuzas buscaban los ojos que brillaban en la obscuridad, esto es, los ojos claros, por eso tuvo que conseguir unos lentes de contacto o pupilentes, para que sus ojos pudiesen brillar en la obscuridad, se busco unos verdes esmeraldas, de los más intensos y claros, la lechuza no podría desperdiciar tan suculento platillo,

un hermoso par de ojos listos para devorar en plena noche ausente de luna, se fue al monte con la esperanza de encontrar la lechuza, la lechuza solo silbaba, pasaba volando pero no en forma de cruz, la lechuza estaba ocupada anunciando la muerte de los que se marcharían esa noche y las noches siguientes, por que las lechuzas saben bien todo eso, y no son agüizotas, él quería sacarse los ojos, alimentar cuervos para que le sacasen los ojos pero eso era posible solo en los dichos populares y no en la vida real tal como él la vivía, se resignaba a conservar la vista, su esperanza era volverse diabético o heredar una especie de ceguera congénita, pero ni eso siquiera, el suicidio era una cosa que él no tenía contemplada, se le vino una idea fantástica, una especie de suicidio visual, tomo un curso de espeleología, y descendió a una gruta tan profunda que los rayos de sol no podían llegar, descendió sin lámparas ni otra fuente de luz, descendió como en un suicidio visual, estaba tan obscuro que sus ojos finalmente nada pudieron ver, él jamás sintió placer como ese, como una especie de orgasmos múltiples uno detrás de otro, sin poder contenerse, por fin sentía lo no permitido para él, ausencia total de imágenes de visiones de percepciones visuales, por fin el mundo prohibido de las sombras se abría para él, tuvo miedo coraje valor revelaciones visiones como si estuviese en el ritual del peyote,

se le revelaba el origen de los colores, el nacimiento de los colores, se le revelaba el origen de las auroras boreales de las tormentas de fuego ocurridas en el sol y demás estrellas, lo que Sir Newton siempre anhelo, todo se le revelaba en ese momento, lo que Niklas Kopernikus Y Galileus Galilei buscaban afanosamente, a él se le revelaba sin instrumento de laboratorio alguno, cuando quedo extasiado en estado de trance, decidió que todo se había visto ya, quiso un espejo para poderse ver a los ojos él mismo, tal cual medusa, y que los ojos lo absorbieran y hundirse en el fondo del espejo y después los que bajaran a buscarlo solo pudieran encontrar los añicos del espejo que se lo había absorbido, como transformado en un reflejo perdido en la obscuridad, como una imagen proyectada a través de un catalejo, lanzada aborrecidamente lo más lejos posible, nada comento él de todo lo que había visto, nada decía él de lo que él veía,

nadie sabía de sus capacidades visuales, ni siquiera las leyes de la óptica conocían eso que el sabía, él pudo cambiar las leyes de la óptica pero no quiso, prefirió volverse ciego que revelar el verdadero sentido las verdaderas leyes que solo a él le eran permitidas conocer, siempre conservo la buena vista que lo caracterizo, llego la muerte para él un día en que miraba el fondo de su plato de lentejas vacía, acabando de almorzar, miro de reojo por la ventana, solo miraba un aire que sacudía las ventanas y hojas de los árboles de la calle, quiso ver que pasaba y lo cegó un destello desconocido (secuelas de aquella vez que descendió a lo más hondo de la cueva infinita), destello que le reventó los ojos, los ojos le escurrían por las cuencas, lo encontraron horas después, el líquido miótico de sus ojos yacentes brillaba, en su féretro le cubrieron las cuenca vacías con unas canicas de las llamadas chibolas, de esas que valen cuatro o cinco canicas de las normales cuando uno esta jugando a las canicas, los gusanos no pudieron devorar sus ojos, y nadie supo nada de lo que esos ojos habían visto, la memoria consumió lo que los ojos habían visto y ninguna memoria del mundo podría volver a contar lo que nunca más otros ojos podrían volver a ver”.

Este escrito se le atribuye a don Erasmo Espur, aunque no se descarta el plagio (como a don Alfonso Reyes) o la confusión en el descubrimiento de este escrito, de si era de algún cliente o de alguien que quería ver publicada su obra y eligió a don Erasmo como su posible editor y ese escrito era nada más que una prueba para que él leyese, nunca lo sabremos, don Erasmo y su sólida obra, una obra confusa, pletórica de reacciones y elucubraciones dogmáticas, como si fuese una verdad absoluta, como la de que todo fuego quema, como la de que toda agua moja, en esa pequeña pero terrible filosofía holística, la muerte vista desde otros puntos de vista, abordada como mera justificación de estudio, desde el punto de vista griego egipcio maya babilónico hebreo chino hindú medieval católico cacahoateco según el santo evangelio según el tío Chente Santeliz por Ameht :

“...así como los oriundos de esta llorosa tierra (Cacahoatán. N. T. del divagador) nadie en este pueblo se muere verídicamente, la muerte no existe para los cacahoatecos, ni es un tránsito, ni un viaje como lo es para otros pueblos, acá la muerte no es abstracta, es real, ¡hiperreal! La muerte en Cacahoatán es una ciudad donde todos habitamos, nosotros, los cacahoatecos somos, por así decirlo, ciudadanos de la muerte, ya vivos o muertos todos moramos sobre la misma tierra, nunca hacemos maletas para partir de este pueblo. Ni los católicos ni los pentecostales, ni los testigos de jehová, ni los mormones, ni los adventistas, ni los presbiterianos; calvinistas, luteranos, arrianistas o agustinianos van pal cielo ni a los asesinos o rateros los espera impacientemente su pedacito de infierno porque todos morimos la vida o vivimos la muerte al pie del cerro…”

parte de su panteón cacahoateano (decidir si lo pongo letra vocal debil i o letra vocal fuerte e pero como en la lengua inglesa la letra e tiene ocho sonidos diferentes y hay palabras que llevan varias e y todas suenan de diferente modo pues como que me decanto por la letra e, y queda así, cacahoateano, por que cacahoateco es el gentilicio y para nombrar al panteón metafísico es menester otro adjetivo más), la muerte desde el punto de vista de Cacahoatán, en el mortual del voceador gritador jaculatorio lúbrico juglar pastelero argüendero camarada merolico que en santa paz descanse alcance a escuchar la explicación del tránsito de las almas al santo purgatorio según doña Candita señora canastera del mercado de Cacahoatán madre de un tullido ya fallecido, el día que murió el tullido [cuando murio mijo me dijo bañàme, y lo bañe, lo cambie, sentáme dijo, lo senté, se puso a llorar y me dijo: solo por que no puedo si no te mato y se puso mal, se aguado todo, pero antes hizo el intento de ahorcarme con sus entumidas y enclenques manos, quedo su manita atravesada, quedo todo tieso de lado, no me dejaron llorar,

un amigo panadero de él me dijo no llorá no llorá, por que si llorá cuando él vaye entrando al cielo lo van a agarrar a patadas, lo van a patear todo, no lo van a dejar entrar y lo van a agarrar a patadas, y no va a entrar al cielo, no llorá, no llorá y no lloré] el cuerpo tendido en pleno mortual, no tome café, me relaje, solo tome horchata, la muerte de nuestro voceador con toda su carga de humo, con humo suficiente en sus pulmones como para impulsar una locomotora del atlantic corporation pacific rail, como para impulsar de costa a costa en su linea de rieles, esa noche que falleció escucho su canción de navidad de Walter Villatoro cantante local tapachulteco de la talla de Felipe León, lloró mientras escuchaba la única canción que lo había hecho comprar ese disco, salió a quemar la basura a la calle, trago un poco más de humo por que el que despedían sus alas sin filtro sin boquilla lo eran insuficientes para sus enormes pulmones de elefante que tenía, se fumo su tabaco, ceno su chicharrón en salsa, se recostó para refinarse el chicharrón, prendió su ventilador horizontal vertical que pende del cielo abrazado de la pared su butaca cama,

a media noche entre silencio, solo un grito otro grito y otros tres gritos más, su esposa se incierta su hijo privado, su otro hijo el sonrisitas con sus abuelos en la casa gótica de Cacahoatán, se levantó, balbuceo en lenguaje que hablan los moribundos los que están a punto de que los pateen en el cielo, que no había aire, que el aire del ventilador no le era suficiente, que quería más aire, que el humo lo había empalagado, que ahora quería solamente una bocanada de aire como las bocanadas de sus alas tabaco obscuro, pudo llegar hasta el baño con ese cuerpo de ciento cincuenta kilos sentarse en la taza del baño echarse agua en la cara para ver si el aire del agua lo reanimaba para tratar una hidrolísis y obtener el único átomo de óxigeno que tiene cada molécula de agua, pero el agua no se quiso separar, y es que lo que Dios unió no lo puede y no debe de separar el hombre, se fue de bruces, de trompa, y se rompió la jeta, se abrió la ceja, la sangre escandalosa lo mojo nuevamente, pero ni el óxigeno de la sangre pudo, lo fueron a levantar con espuma por las fosas nasales y la boca, ya había pasado a pasar a ser propiedad de la nación, a un día de ser propiedad de la nación y ser corrido a patadas del cielo, su caja,

su féretro de edición especial, para su panza edición limitada, no le cerraba la tapa de la caja convencional, se tuvo que hacer una nueva caja extra grande con las dimensiones de su envergadura, al salir el cortejo fúnebre fue necesario un marro y un cincel para romper el arco de la puerta y poder sacar la caja, una colección de muñecas estilo barbie con las cabelleras desgreñadas ornamentaba la salita donde se velaba al voceador don David, casita mitad tabla mitad material, desfile de todo el barrio, se dejo medio día para ver si revivía, pero no revivió y es que es casi difícil poder vivir sin pulmones, los únicos que hacen eso son los pescados que prescinden del uso de pulmones y tienen agallas este tipo era de hartas agallas pero de otro tipo de agallas, de las que usan los gandallas (creo que de por acá viene la palabra raíz para los gandallas, los que tienen muchas agallas, en el regreso del mortual una lechuza (la misma que él había oído cantar un mes antes con sus propios oídos y que le anunciaba su propia muerte, si, la misma, y ni como taparse los oídos y ni como nalgearse uno mismo y ni como rayarle su madre a la lechuza para correrla) nos canto cuando veníamos de regreso con el Ameht, la escuchamos, pero nos hicimos pato, como que no había cantado, solo orine cerca de una siembra de albahaca en plena calle para saber que chimán, más adelante, me nalguie para explicarle al Ameht,

vi un viejito detrás de un mostrador de tiendita y me acerque para verlo y era don Israel, viejo merolico y viejo conservador de la tradición del santo evangelio según don Fidencio, hablamos un poco para que él recordará sus ejercicios de merolico y regresamos, con un nuevo conocimiento, de las patadas en plena puerta del cielo por causa de las lágrimas de los familiares en el velorio en el mortual, saliendo a trotar por el periférico de Cacahoatán platique con el rafita el duende el talachero del periferico y me contó de su abuelito don Apolinar un viejo chimán de Cacahoatán, preguntaba yo del origen de Emilio y Alvino Cuxuba con él, y me explicaba lo que yo ya sabía, también lo pregunte por el nombre del chimán que acostumbraba trabajar con gatos y que los enterraba vivos para sus trabajos de magia negra, don Prudencio se llamaba este chimán, y él lo descubrió por que una vez cuando él era chiquito, el rafita de chiquito, una vez se le perdió una su gata que estaba parida y amamantando y no aparecía y de repente a los varios días apareció la gata toda madreada, toda batida, más muerta que viva,

y es que la gata cavo una especie de túnel como pisote como tuza y el instinto maternal pudo más que la muerte y llego hasta la casa (por que los gatos jamás olvidan su casa, ni la ubicación, u orientación de la casa) y se espantaron cuando la vieron aparecer, así en las condiciones que apareció, como lloraba la gata, se escuchaba que lloraba el maullido lastimero, ellos ayudaron a sacarla del hoyo, del túnel, contaba de su abuelito don Apolinar, sus curaciones, las operaciones invisibles de las que yo ya tenía conocimiento de su existencia y él me las confirmó y explico, dentro de un cuarto que solo tenía una sola puerta de acceso ponían al enfermo, enfermos que los doctores no podían curar, los familiares del enfermo afuera del cuarto, el enfermo encerrado bajo llave, no había chanchullo, después de hacer las oraciones a la noche el enfermo era colocado sobre un catre con suficiente algodón, alcohol y pinzas, al otro día amanecía el enfermo curado, con la causa de la enfermedad a un lado con las palanganas dejadas la noche anterior con suficiente agua, amanecía curado, y todo esto dentro del cuarto cerrado por un candado por la única puerta de acceso y los familiares del enfermo cuidando para que no haya chanchullo,

apareció una vez una estaca grandísima de una pierna hinchada que los doctores (antes en Cacahoatán no había muchos doctores, solo uno o dos y a veces no se encontraban, habían más boticarios como don Guillermo Sánchez papá de don Rodolfo que es el doctor boticario del pueblo prolongando la tradición del padre y don Juan Barredo que en paz descanse, pero más lo habían chimanes) los espiritistas, me contó la manera de cómo entraba en trance su abuelito (se pareció mucho al cuento encontrado en los talleres de don Erasmo por eso me sorprendió mucho las coincidencias) y que el chimán predijo su muerte y reencarnación, que los espíritus lo dijeron que nacería nuevamente en el año 2050, en otra familia y en otro país, decía que cuando entraba en trance, sus ojos se le trababan y no miraba nada, solo veía sombras, después nada, como que lo querían agarrar, su espíritu se iba, se desprendía del cuerpo,

y otro espíritu llegaba a curar, en el desplazamiento de su espíritu este llegaba hasta un jardín hermoso y allí se estaba quietecito hasta terminar de curar que era cuando volvía a regresar al cuerpo, y por que salí a trotar yo?, porque no quiero que me pase lo que a don Erasmo y al maestro Rufino y al vocero David y al albañil Moisés, y demás dijuntíos, para que no tengan que romper la pared de la casa y sacarme por ese hoyo como lo hicieron para sacar el cadáver de jose lezama lima en la calle de varadero 66, por que murió se fue haciendo grande grande como una hipérbole y murió (¿el humo infla? Quizá, ¿inflama? Tal vez€) , por esa simple razón, y por que no quiero estar tirado en una cama número 371 del tercer piso de hospital como el buen Lázaro, (ojala que Dios el misericordiosos haga su voluntad y se levante este Lázaro igual que el primer Lázaro de todos los Lázaros, Lázaro, levanta y anda (y anduvo medio pendejo pero anduvo)) no aún, hasta no ver a la Santa María del Buen Aire, por cierto acabo de ver unas litografías del virreinato donde por primera vez vi la imagen de nuestra señora de Santa Maria del Buen Ayre, tanto buscarla y no encontrarla ahora tengo que asequir ese libro, en ese mismo libro viene la litografía o grabado de la pachamama, ya tengo ese libro, pero perdí otro, el de la España de franco, pero ya tengo otro acorde, perdí unas biografías salvajes, de que importan todos los libros del mundo después de haber perdido un incunable, la sexta cuerda, sonó en nota do bemol (menor para los que no son músicos como yo), como cuando termina de requintear el calin, al estilo de los tres reyes, como pellizcando la cuerda de metal,

i see you beneath the images i see beneath the sounds isee beneath the breads i see beneath the eyes i see beneath the silence i see beneath 'u , and who 's seeking beneath me?

La decadencia del hombre en la cultura moderna/ Tercera parte

Por George Clarke Paliza.

4. Eugenesia y medicina

Francis Galton introdujo en 1883 el término eugenesia para referirse a una práctica que favorece la reproducción selectiva de los mejores miembros de la sociedad. Galton estaba convencido de que las cualidades físicas e intelectuales, e incluso morales, se heredaban, y si la eugenesia ya se practicaba con éxito en la cría de animales domésticos no debería haber razón alguna para impedir que se haga con seres humanos si el resultado es la supervivencia de individuos mejor dotados física e intelectualmente. Galton creía que la eugenesia, aunque siendo una selección artificial, era una forma de acelerar la selección natural.

Lo curioso de la eugenesia galtoniana era que ciertas conductas asociales como la delincuencia y la mendicidad eran equiparadas a patologías como la locura intentando con esto probar que tanto la locura como la delincuencia son estados heredables. Actualmente, nadie creería que la delincuencia está fundada en «genes delictivos» sino que debe su origen a una intervención socialmente desfavorable del entorno. Para Galton, los locos y los delincuentes no tenían curación porque sus males son heredados, es decir, genéticos.

La eugenesia negativa (esterilización de los retrasados mentales, locos, enfermos y débiles) se puso en práctica a comienzos del siglo XX y tuvo cierto auge hasta que los nazis lo usaron con fines abiertamente racistas para intentar propagar la raza aria; pero su desconocimiento genético sólo provocó consecuencias contrarias pues la eugenesia positiva que practicaban favorecía el cruce entre individuos del mismo grupo étnico que tenía como consecuencia mayores posibilidades de heredar el mismo lastre genético (mutaciones que causan enfermedades); y la eugenesia negativa tampoco era eficaz porque las mutaciones podrían suceder en cualquier persona sea enferma o sana1.

Sin embargo, hay que reconocer que la eugenesia negativa debe tener cierta efectividad, pues es mucho más probable que una persona enferma transmita sus genes enfermos a que una persona sana transmita genes mutados que luego causarán enfermedades similares. Las posibilidades de desarrollar un cáncer son mayores para una persona si su padre o madre también ha sufrido dicha enfermedad. Por otra parte, como explica María Isabel Tejada, la medicina tendría un efecto inverso al tratamiento eugenésico permitiendo la supervivencia y reproducción de los individuos que cargan genes defectuosos2.

La medicina tiene como objeto y obligación intentar curar y salvar la vida de una persona sin importar si sus esperanzas de vida son altas o bajas. Frente a esta realidad, a la genética médica no le queda otra alternativa que intentar localizar los genes que ocasionan enfermedades letales y si es posible erradicarlos, y así evitar su multiplicación. La medicina tiene efectos disgenésicos sólo en la cura de enfermedades letales, pues la mortalidad sin asistencia médica significa el funcionamiento de la selección natural que al eliminar al individuo ha dictaminado que sus genes no están aptos para aportarlos a la especie. Las grandes plagas europeas mataron a millones de personas pero cierto número de ellas tenían defensas naturales contra la enfermedad y lograron sobrevivir, dichas personas fueron seleccionadas para sobrevivir. Tal como afirma Michael Ruse, la asistencia médica está alterando irreparablemente el curso de la selección natural1. Por otro lado, al parecer, la manera más sencilla de evitar que un gen enfermo se multiplique sería impedir la reproducción de su portador pero localizar el gen a tiempo no es tan sencillo2.

El Proyecto Genoma Humano, completado a nivel borrador en el año 2000, pretende ser un mapa genético para la futura detección y eliminación de enfermedades hereditarias. Actualmente, se trabaja en la detección de los genes que causan enfermedades pero al menos hasta el año 1995 sólo se había logrado detectar un 2% del total de enfermedades1. Aunque parece haber esperanza de neutralizar genes defectuosos en un futuro no tan lejano, la inevitable posibilidad de mutaciones genéticas al azar impide un trabajo de eliminación definitiva2. Como en el caso de la rara enfermedad genética de la fibrosis quística del páncreas, los avances de la genética médica tienen sus paradojas. La medicina salva los portadores de esta enfermedad que sin asistencia tendrían que morir, no los cura, pero los deja vivir sólo para que al reproducirse transmitan sus genes enfermos a un mayor número de personas logrando que la enfermedad se expanda en vez de disminuir3.

El caso muestra que la intervención médica es claramente disgenésica; si la enfermedad ataca principalmente a los niños ─individuos que mueren antes de reproducirse─, entonces es una enfermedad que por selección natural tendería a desaparecer. Salvar a sus portadores sólo ocasiona su expansión. Hay que remarcar aquí que el peligro para la herencia genética es previsible; si la selección natural tiende a eliminar aquellos caracteres que ofrecen menores ventajas y con ello garantiza la buena salud de la especie; y si por el contrario, la medicina impide que los individuos enfermos sean eliminados según el mecanismo natural, entonces sus genes defectuosos no serán reconocidos como malos y con el tiempo lograrán fijarse en la herencia genética transmitidos regularmente como un genes aparentemente normales.

El resultado de este engaño a la selección natural será una propensión a heredar una estructura genética con mayor carga defectuosa creando con ello seres humanos débiles e envilecidos. Conviene mencionar ahora la distinción que John Harris hace entre operaciones médicas somáticas y germinales1. Las operaciones en la línea somática son las que actúan sólo sobre el individuo enfermo, el tratamiento médico no repercutirá en su descendencia génica, por lo tanto, el efecto médico es de una sola generación. En cambio, las operaciones en la línea germinal afectan al gen del individuo y su posible descendencia, por lo tanto implica un cambio radical e irreversible. Modificar un organismo desde la línea germinal significa la creación de nuevas líneas evolutivas, es decir, la creación de especies nuevas.

Por otro lado, David Suzuki y Peter Knudtson consideran que las operaciones en la línea germinal deberían evitarse pues lo que se define como un gen «bueno» o «malo» es ambiguo y depende de las condiciones ambientales y culturales de determinada situación histórica; introducir modificaciones irreversibles en el genoma humano es demasiada responsabilidad y sus consecuencias ─como un posible desequilibrio en la complicada dialéctica genética─, son impredecibles. Aún no sabemos qué influencia indirecta tienen los genes considerados ahora «malos» y erradicarlos podría traer consecuencias irreparables. Los autores mencionados proponen al respecto el siguiente principio genético: «La manipulación génica de las células somáticas puede caer en el ámbito de la decisión personal; la manipulación de las células germinales humanas, no.

La terapia que incide sobre células germinales, sin que medie el consentimiento de todos los miembros de la sociedad, debería estar explícitamente prohibida».1 Pero la prohibición que sugieren Suzuki y Knudtson no sólo está basada en razones éticas y filosóficas; los autores argumentan que investigaciones recientes han descubierto que un gen considerado malo puede tener una influencia indirecta positiva para combatir otras enfermedades. Por lo tanto, si aún no sabemos como está articulado el equilibrio genético entre «buenos» y «malos», es muy peligroso intentar erradicar los genes malos de raíz, podríamos causar un desastre genético.1

5. El retorno al orden natural

Muchos autores ya han denunciado el peligro que corre la especie humana sometida a la actual falta de selección, pero si el tema es poco tratado es porque evidentemente es un tema espinoso e incómodo, pues si alguien se atreve a poner en duda la política actual de no discriminación, es tachado inmediatamente de racista, intolerante y antidemocrático (y otras cosas peores); calificaciones feas, políticamente incorrectas, y además equivocadas. Pero la advertencia que se hace va más allá de esas objeciones, todas éstas provenientes de la actual política de igualdad, que en términos científicos y evolutivos son indiscutiblemente incorrectas y perjudiciales. ¿Qué se puede hacer para evitar que los efectos de la política de igualdad siga anulando un proceso que tiene ya millones de años en marcha? La solución no parece ser nada fácil, pero podría deducirse a partir de un análisis de la información expuesta en las páginas anteriores. En principio, parece inevitablemente necesario un retorno al orden natural. El retorno al orden natural nos obliga, en algún sentido, a regresar al mundo hobbesiano del «todos contra todos».

La libre competencia, donde los más fuertes e inteligentes vencerán a los débiles y a los necios, deberá ser reinstaurada. A primera vista, dicha propuesta podría escandalizar, pero ello se debe a que estamos demasiado acostumbrados al sentimentalismo y sobre protección de la sociedad actual. Y ahora consideremos la posible réplica de los defensores del principio de igualdad: si alguien puede ser favorecido por el ambiente (y la persona es al mismo tiempo un producto del ambiente) es porque el ambiente no da las mismas oportunidades a todos, ─considerando que el ser humano modifica activamente su ambiente mediante la cultura─, entonces, si hay diferencias, es porque el modelo cultural es injusto y perverso.

El argumento supone que si el ambiente tratase a todos por igual, eventualmente ello favorecería la igualdad evolutiva entre individuos; pero aún si este fuese el caso, dicha igualdad significaría un estancamiento en la evolución1, nivelar a todos evolutivamente no significa hacerlos mejores, la mejoría sólo puede partir de una desigualdad inicial y necesaria. La uniformidad evolutiva y social sólo podría conducir a la mediocridad.

Si bien este estudio se ha dirigido más a los aspectos físicos, alertando que la supervivencia de los débiles y enfermos deteriora la herencia genética, es evidente que dicha falta de selectividad va paralela a la transmisión de la degeneración intelectual. La sobre protección de la sociedad moderna ya no favorece a los individuos con mayor capacidad intelectual, creativa e imaginativa; cualquier persona con una inteligencia tosca puede «triunfar» en la sociedad actual. La falta de competitividad y selección causa, en términos evolutivos, un estancamiento del desarrollo de las capacidades intelectuales, ya que si el ambiente no exige y pone a prueba nuevos retos las posibles mutaciones favorables no serán asimiladas.

En pocas palabras, un mundo sin dificultades ni retos sólo favorecerá la mediocridad. Si los enfermos y los débiles se siguen reproduciendo sin limitación alguna, amparados, además, por una vida cada vez más cómoda; ni las personas más sanas ni las más inteligentes serán favorecidas.

Asimismo, los avances de la tecnología y sus efectos en la vida diaria hacen que cualquier necesidad sea satisfecha mediante medios que no requieren destreza alguna. Es un mundo controlado por el mando a distancia. La mayor parte de nuestras necesidades básicas son resueltas por otros mediante el intercambio de dinero. La creatividad personal tiene poca cabida en un mundo limitado por la división del trabajo donde cada persona se dedica exclusivamente a una sola actividad mecánica y repetitiva.

El individuo actual es un consumidor pasivo, sólo necesita tocar un botón ─o la billetera─ para que otros resuelvan sus problemas. La genética médica ha intentado frenar los efectos disgenésicos de la medicina mediante la creación de un Consejo Genético a parejas que voluntariamente quisieran conocer el estado de sus genes antes de reproducirse. En el caso de que las probabilidades de heredar una enfermedad genética grave sean altas, se aconsejará a las parejas que desistan de sus intenciones reproductivas; aunque sería sólo un consejo, no una prohibición.

Las leyes actuales no pueden negar a nadie su derecho a la reproducción, así que considerando las pocas parejas que se acercan voluntariamente a un chequeo genético y de éstas las que renuncien a reproducirse por el bien de la especie, las posibilidades de una selección genética preventiva son prácticamente nulas. La eugenesia negativa que se practicaba en las culturas primitivas era posible porque los padres pensaban en el bien del grupo humano al que pertenecían y sabían que un hijo débil y enfermo sería una carga y no una ayuda para la comunidad. Existía una conciencia existencial de grupo semejante al de una colonia de hormigas.

El hombre civilizado actual; alienado, fragmentado, no se siente comprometido con su sociedad genéticamente, vive una existencia individual y egoísta; sería muy raro que voluntariamente sacrifique su descendencia por algo tan abstracto como el bien evolutivo. Además, recordando a Dawkins, los genes son egoístas y sólo buscan su reproducción a través de los cuerpos individuales; este egoísmo impedirá cualquier sacrificio por el bien de genes ajenos.

Teóricamente, como explican Suzuki y Knudtson1, la manera de neutralizar un gen defectuoso que genera enfermedades hereditarias sería retirarlo del cuerpo afectado, pero además habría que retirarlo de todos los portadores que aún no han desarrollado los síntomas detectables de la enfermedad, para esto se necesitaría hacer un sondeo genético de toda la población, tarea prácticamente imposible por sus costos logísticos y económicos; pero aún en el caso de que esto pudiese hacerse los resultados tampoco serían definitivos, pues la ocurrencia de mutaciones azarosas es imposible de predecir y evitar.

En el caso hipotético de que una población determinada acepte adoptar prácticas eugenésicas buscando erradicar males genéticos, sus efectos sólo serían palpables después de varias generaciones, y mientras tanto, la selección sólo funcionaría eficazmente si dicha población permanece aislada evitando la reproducción con individuos genéticamente promiscuos ajenos al grupo. Como en el caso de la fibrosis quística del páncreas, la intervención médica que intenta salvar vidas individuales a veces tiene como costo el paradójico efecto de permitir el incremento de personas portadoras del gen que causa la enfermedad.

Si la medicina considera que las enfermedades son males (y no sólo caprichos mutantes de los misteriosos caminos de la evolución) y es mejor en lo posible impedir su expansión; entonces las personas con enfermedades genéticas graves deben evitar reproducirse si hacerlo conlleva un grave riesgo de propagar la misma enfermedad a su descendencia. Al igual que se combate un incendio forestal mediante la tala de los árboles circundantes para evitar que el fuego se propague, la única manera efectiva de reducir la presencia de un gen defectuoso en una especie es impedir que se propague y dejarla morir con el cuerpo que lo contiene.

Esto no quiere decir que las personas con enfermedades graves deban ser abandonadas a su suerte; la medicina debe atenderlas y hacer lo posible por paliar su sufrimiento, pero a la vez debe ser firme en impedir que dichas personas se reproduzcan. Aunque una medida extrema sería la esterilización de dichos individuos, lo mejor sería que éstos se abstengan de tener hijos voluntariamente una vez conscientes de las posibilidades reales de traer hijos enfermos al mundo. Personalmente, creo que tener hijos, sabiendo que las posibilidades de que nazcan sanos y tengan vidas plenas son mínimas, es de un egoísmo obsceno.

Por otro lado, creo que la aproximación que tiene la sociedad moderna hacia la enfermedad, la decadencia física y muerte es equivocada. La decadencia física es natural y la muerte inevitable, y lo normal es que la muerte suceda por accidente o enfermedad. Se intenta erradicar las enfermedades como si ello fuese una victoria contra la muerte cuando lo único que la medicina puede hacer es postergar la muerte hasta cierto punto. La obsesión por mantener un cuerpo vivo puede llegar a extremos espantosos condenando, en algunos casos, a una persona a vivir en condiciones indignas conectada a la vida a través de una máquina. Se reduce el valor de la vida a sus funciones orgánicas primarias cuando vivir debe ser algo más que sólo respirar.

El organismo tiene una caducidad interna programada y las investigaciones que se hacen para intentar manipular el mecanismo que ocasiona el envejecimiento pueden ser, desde el punto de vista científico, muy interesantes, pero si algún día la decadencia de los órganos pudiese evitarse prolongando sustancialmente el tiempo natural de una vida humana, los efectos en la calidad de vida y la superpoblación serán sin duda catastróficos. La enfermedad, aunque perjudicial, tiene una presencia natural en la vida de los seres vivos y es además indispensable para mantener el equilibrio biológico. Como señala Daniel Soutullo, las enfermedades genéticas e infecciosas (accidentales) mantienen entre sí una inevitable dependencia1.

Por último, la ética debería tomar el camino que conduce al bien de la humanidad, (suponiendo, claro está, que todos estamos de acuerdo en que preferimos que nos vaya mejor que peor). Y actualmente, y desde hace buen tiempo, la ética ha tomado caminos equivocados y que además contradicen los hechos biológicos. Si asumimos, como cualquier biólogo respetable sostendría, que es un hecho biológico que permitir la supervivencia y reproducción de los débiles y enfermos incrementa la degeneración de la herencia genética de la especie humana; entonces deberíamos, ante tal hecho, revisar nuestras normas éticas para hacer algo por remediarlo, pues como advierte Monod: «El peligro, para la especie, de las condiciones de no selección, o de selección al revés, que reinan en las sociedades avanzadas, es cierto»1.

Hay que aceptar que el principio de igualdad no funciona en la lógica de la evolución, que como ya hemos visto opera de manera justamente contraria, es decir, se basa en la desigualdad como filtro y motor del cambio y la innovación. Ya no se trata de hacer el bien o el mal; sino que se trata, en realidad, de ir justamente más allá del bien y del mal y hacer lo que resulta eficaz. Si bien es cierto que la evolución humana está determinada inevitablemente por las prácticas culturales, y por lo tanto, el curso de la evolución está siendo constantemente modificado (el curso ciego que seguiría en caso no existiese la cultura), hay que procurar, en lo posible, que dicha modificación sea constructiva y no degenerativa.

Finalmente, será necesario decidir desde ahora el futuro genético de la humanidad. Está en nuestras manos favorecer futuras generaciones más sanas y vigorosas (y con ello seguramente más felices) o permitir generaciones débiles y genéticamente envilecidas víctimas de un irresponsable exceso de sentimentalismo e igualdad. Teóricamente ─aunque por ahora esta predicción pertenece más a la ciencia ficción─, si las actuales generaciones enfermas siguen transmitiendo sus genes defectuosos, en un futuro ─en términos evolutivos no muy lejano─, la proporción de genes malos aumentará frente a la de los genes buenos hasta engendrar seres humanos intoxicados, provocando con ello el posible colapso de la especie humana por envenenamiento genético. El camino de la igualdad ─supuesto valor supremo de la ética moderna─, significa en términos biológicos, el fin del sendero evolutivo y el inicio del camino hacia la extinción.

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1 María Isabel Tejada, Genética médica y eugenesia, en: Romeo, Carlos (ed) La Eugenesia hoy, Bilbao, Cátedra de Derecho y Genoma Humano-Editorial Comares, S.L. 1999, P. 156

2 «La evolución natural de las enfermedades es acabar con los individuos por fallecimiento, con mayor predisposición a las mismas, lo que ya Darwin llamó en su día la selección de los más débiles. Por lo tanto, como la medicina combate las enfermedades, cualquier intervención médica es esencialmente disgenésica ya que, curando, tratando o erradicando enfermedades se consigue que sobrevivan y procreen individuos con un mayor lastre genético». (La eugenesia hoy, p. 157)

1 «La selección natural ha sido obviamente interrumpida desde el momento en que salvamos a personas que, por causa de enfermedades genéticas, no podrían haber sobrevivido y reproducirse (pero que ahora podrán hacerlo). Uno piensa, por ejemplo, en varios tipos de diabetes, enfermedad que se sabe tiene una causa genética. Hoy los diabéticos pueden vivir plenamente, de una manera activa, y reproducirse, gracias a la insulina. Sin embargo, esto quiere decir que ahora están transmitiendo sus genes defectuosos, mientras que en caso contrario éstos habrían muerto también con ellos. Por tanto, en este sentido estamos alterando el curso de la evolución humana, ya que estamos preservando a la gente de los efectos de la selección natural». (Ruse, Sociobiología, Madrid, Cátedra, 1983, p. 293)

2 «En las enfermedades monogénicas dominantes, si las personas que llevan un gen anómalo deciden no reproducirse se eliminaría esa mutación y se debería ver una reducción de la incidencia de algunas de esas enfermedades. Sin embargo, este efecto no parece haberse observado, pues en general, muchas enfermedades dominantes son de aparición tardía y para cuando se diagnostican, el individuo ya se ha reproducido. En otras que son más graves y los afectados ya no llegan a reproducirse, suelen ser a menudo neomutaciones que siguen apareciendo». (La eugenesia hoy, p. 161)

1 Ibid p. 168

2 Recordemos que la mutación génica, como afirma Julian Huxley, «aunque sea un fenómeno raro, parece explicar la mayor parte de lo que es realmente nuevo en la evolución». Sin mutaciones no sería posible evolución alguna, los genes se replicarían eternamente. Las mutaciones son azarosas y las que logran fijarse en la cadena génica ─y por lo tanto introducen cambios reales en la dirección evolutiva─ son las que se adaptan mejor al ambiente; una mutación desafortunada tendría que ser paulatinamente eliminada por efectos de la selección natural.

3 «Veamos como ejemplo la fibrosis quística del páncreas: se trata de la enfermedad recesiva más frecuente en la raza blanca (y ataca mayormente a los niños) [...] el descubrimiento del gen y de sus mutaciones se logró el año 1989, se está investigando intensamente en el tratamiento y en posibles terapias, consiguiendo unos avances espectaculares: hemos visto duplicar la supervivencia de estos pacientes y aumentar su calidad de vida, de tal manera que ahora nos piden consejo genético jóvenes con la enfermedad que desean casarse y tener hijos, algo impensable hace 20 años y no descrito en ningún manual clásico de Pediatría. Pues bien, se ha calculado que si todas las personas afectadas por fibrosis quística pudieran sobrevivir y reproducirse con una tasa normal, la incidencia de la enfermedad se elevaría de 1 por 2000-2500 a 1 por 1500 en aproximadamente 200 años». (La eugenesia hoy, p. 181)

1John Harris, Supermán y la mujer maravillosa. Las dimensiones éticas de la biotecnología humana, Madrid, Tecnos, 1998, p. 32

1 Suzuki D y Knudtson P, GenÉtica, Conflictos entre la ingeniería genética y los valores humanos. Madrid, Tecnos, 1991, p. 160

1 Los autores utilizan como ejemplo el caso de la enfermedad de célula falciforme, una rara afección genética que se encuentra básicamente en poblaciones negras de África. Lo interesante de este caso es que las personas que cargan dicho genotipo, al parecer, tienen como ventaja una mayor resistencia a la malaria.

1 El argumento es análogo a la paradoja contra la tesis histórica de Marx; si la lucha de clases es el eje del movimiento histórico, la supresión de dicha lucha (la supuesta igualdad social) significaría el fin de la historia.

1 En Harris, Supermán y la mujer maravillosa, p. 236

1 «Las enfermedades genéticas no son más que una parte de las dolencias que padecen las personas, siendo algunas de ellas particularmente importantes como la diabetes o el cáncer, sin embargo, tanto el número como la incidencia de las mismas es muy inferior al de las enfermedades infecciosas. Dentro de éstas últimas un buen número ─tal vez la mayor parte─ están condicionadas por factores genéticos de los individuos, como es el mostrar una mayor resistencia o susceptibilidad a ciertos agentes infecciosos». (Soutullo, De Darwin al ADN, Madrid, Talasa, p. 110)

1 Monod, Jacques, El azar y la necesidad, Barcelona. Tusquets, 2000, p. 166

La decadencia del hombre en la cultura moderna/ Segunda parte

Por George Clarke Paliza

2. Selección natural y selección artificial

En el Origen de las especies, Darwin había explicado cómo operaba la selección natural y la supervivencia de los más aptos en la evolución de los seres vivos. Esta selección sólo opera libremente en el mundo natural sin intervención y manipulación artificial, es decir, humana. El hombre es el único animal que ha podido manipular la selección natural mediante la cultura, creación derivada de sus habilidades físicas y cognitivas. Teóricamente, el mundo artificial podría reducirse a una extensión del mundo natural; sin embargo, en este estudio hablaremos de la cultura como una creación que, según el caso, camina con o en contra de la naturaleza. Darwin había predicho que cada especie tiende a reproducirse ilimitadamente en proporción geométrica mientras que las condiciones del entorno que permite su supervivencia se reproduce aritméticamente; afirmación tomada de la lectura del Ensayo de la población de Robert Malthus.

Asimismo, Darwin argumenta que el ambiente se encarga de mantener un equilibrio poblacional en cada especie mediante peligros constantes e inevitables como depredadores, escasez de alimentos, enfermedades, cambios climáticos, etc. En El origen de hombre, denunció directamente los efectos negativos que la civilización estaba causando al frágil equilibrio demográfico, y explica, en un párrafo hoy muy políticamente incorrecto, que la civilización ha ido eliminando los factores ambientales que se encargaban de impedir una superpoblación humana1.

El hombre ya no tiene más depredadores que otros hombres, la revolución industrial ha solucionado en parte la escasez de alimentos, el equilibrio de fuerzas de las superpotencias ha impedido otra guerra mundial durante 60 años seguidos, y las guerras actuales no causan tantas muertes como las de antes. Malthus, intuyendo indirectamente la presencia de la selección natural, sostenía que el exceso de población era controlado por la aparición, cada cierto tiempo, de grandes catástrofes naturales como epidemias, sequías, terremotos, fenómenos muy familiares en nuestros días. La medicina ha logrado eliminar algunas enfermedades y pestes antiguas que también causaban catástrofes demográficas cada cierto tiempo.

La medicina actual se dedica más a controlar los efectos y síntomas de las enfermedades convirtiendo los antiguos males incurables y mortales en enfermedades crónicas que permiten a sus portadores vivir lo suficiente como para reproducirse transportando con ello sus genes enfermos a sus descendientes.

A primera vista, resulta extraño que en las líneas anteriores se enumere la disminución de los peligros que amenazan a la especie humana con cierta nostalgia como si fuesen fenómenos favorables cuando toda la tecnología y cultura están encausadas para eliminar dichos peligros. Se busca evitar las guerras, las enfermedades, las hambrunas y sequías; ahora se habla de nuevas amenazas, como el cambio climático, el efecto invernadero y sus predecibles devastadores efectos. Si hablamos con preocupación sobre la reducción de los efectos mortales de dichos fenómenos, es porque éstos son necesarios para mantener el equilibrio demográfico y permitir, en parte, los efectos de la selección natural y la supervivencia de los más aptos (al menos en el caso de ciertas enfermedades).

Algunos optimistas consideran que actualmente las condiciones de vida son mejores que hace 500 años porque la esperanza de vida ha aumentado y tenemos más comodidades, mejores condiciones sanitarias y mejores comunicaciones. Es verdad que toda mirada retrospectiva nos hace pensar que el presente es mejor. La ilusión de progreso es producto de una mirada históricamente anacrónica del pasado. Tenemos nuevos inventos y mejor tecnología para solucionar problemas actuales que antes no existían. Hace 500 años era imposible imaginar el avance actual en las comunicaciones y comodidades, y por lo mismo dicho progreso no era necesario. La inteligencia humana sirve esencialmente para solucionar problemas.

También es cierto que la tecnología, a la vez que soluciona problemas, crea también problemas nuevos e innecesarios. Si en la Edad Media la esperanza de vida se situaba alrededor de los 40 años, la gente se adaptaba a dicha realidad y vivía su vida de acuerdo a esos límites. La esperanza de vida actual de entre 70 a 80 años no significa necesariamente una mejor calidad de vida. Se confunde siempre cantidad con calidad; todos quieren ser inmortales, pero una existencia tan larga es compensada por la naturaleza con condiciones de vida cada vez peores.

Por supuesto, cuando hablamos de condiciones de vida precarias nos referimos a la gente pobre; la clase media tiene ingresos que le permitirán una vida larga y más o menos cómoda. Pero la mayor parte de la población humana vive o sobrevive en estado de pobreza y muchos de estas personas viven largas vidas de interminable miseria. Podríamos utilizar, como ejemplos de sociedades bajo el efecto de la selección natural, a muchos países africanos y asiáticos sumergidos en extrema pobreza.

En dichos países la pobreza económica y material, las precarias condiciones higiénicas, las sequías y hambrunas, las enfermedades y epidemias (como actualmente el SIDA) la inestabilidad política y las constantes guerras étnicas y religiosas, revelan unas condiciones de vida extremadamente duras donde los más adaptados físicamente son los que sobreviven. La densidad de la población es alta pero a la vez muy pobre; y aunque la tasa de natalidad es relativamente alta se compensa por una tasa de mortalidad igualmente elevada.

En estas condiciones es comprensible que las parejas opten por tener muchos hijos porque saben que no todos sobrevivirán; aunque a pesar de las duras condiciones, las estadísticas demuestran que logran sobrevivir más hijos que la media necesaria y recomendable para mantener un crecimiento demográfico sostenible1. Esta lógica reproductiva no funciona en los países desarrollados donde los hijos están muy protegidos y cuidados. Resulta curioso que en los países europeos desarrollados la tasa de natalidad sea muy baja cuando las condiciones para criarlos sean tan favorables2; y consecuentemente, la baja tasa de nacimientos está creando un progresivo envejecimiento de la población que traerá graves problemas en el futuro cercano.

En los lugares como África, donde mucha gente se muere de hambre o enfermedad, la selección natural se encargará de mantener vivos a los individuos que están físicamente mejor constituidos para hacer frente a un ambiente hostil. En este caso, la descendencia de los supervivientes tendría mayores posibilidades de heredar genes más vigorosos y resistentes a las duras condiciones de sus progenitores. Finalmente, cabe remarcar una vez más que la selección artificial de las sociedades modernas tiende a la igualdad, y en esto justamente radica su peligro, porque por el contrario, la selección natural está basada en la desigualdad; la diferencia entre los individuos determinan sus posibilidades, méritos de supervivencia y reproducción.

Cabe aclarar que no buscamos reinstalar la selección natural por motivos conceptuales o por un romántico retorno a la naturaleza; creemos que la selección artificial, que anula (en realidad ignora, pues las diferencias genéticas son imposibles de eliminar) las diferencias reales entre individuos está perjudicando lenta (y por ahora invisiblemente) a la especie humana.

3. Genes, memes y herencia

Frente a la herencia biológica, obviamente causada por la carga genética, se contrapone la influencia del entorno y la cultura. Hasta qué punto el entorno cultural influye en la herencia genética no es posible de determinar, pero es indiscutible que las prácticas culturales modifican y controlan la fijación de mutaciones favorables para el organismo. El determinismo biológico ha sido criticado por sustentar ideologías de desigualdad y opresión; como la hegemonía histórica masculina y ciertas prácticas de dominación que se justificarían por ser naturales.

El organismo no es una tabula rasa donde su formación cultural determina sus habilidades futuras; es obvio que las posibilidades físicas e intelectuales de una persona están determinadas hasta cierto punto por su constitución genética. Supuestamente, el cerebro humano, aunque determinado desde el nacimiento por su número de células, es capaz de evolucionar en inteligencia si el ambiente es estimulante. El fin del crecimiento biológico del cerebro no significa el fin de sus habilidades aunque es obvio remarcar que una persona con retraso mental no podrá desarrollar más allá de cierto límite. Es indiscutible que los individuos heredan habilidades distintas, sean éstas intelectuales, artísticas, musicales, etc.

Una tesis más moderada supera la oposición entre deterministas y culturalistas y propone una tesis intermedia de interacción biológica y cultural; el organismo es una mezcla compleja entre determinación genética y carga cultural. El antagonismo biológico-cultural contiene una falacia pues supone un divorcio entre ambas posturas en un retorno al dualismo cartesiano que supuestamente ha sido ya superado mediante la tesis de los dos puntos de vista; el cerebro y la mente ─la carga biológica y la carga cultural─, son dos lados de una misma moneda. Un organismo no vive adaptándose pasivamente al entorno sino que, en su desarrollo, modifica activamente al entorno según sus propias necesidades, por lo tanto hay entre organismo y entorno una adaptación mutua.

Los autores de No está en los genes1 desarrollan muchos argumentos para intentar demostrar que el determinismo biológico es perverso y está contaminado de ideología, pues tiene como efecto justificar algunas prácticas culturales que son injustas pero supuestamente naturales y por lo tanto deben ser permitidas2. Según estos autores el ser humano no está determinado por su herencia genética egoísta sino que tiene la libertad de transformar su entorno según sus propios valores de justicia. El mundo natural tal vez no sea justo en términos humanos, pero de acuerdo con estos autores, si el ser humano es capaz de transformar su entorno tendría la obligación moral de crear un entorno social más justo.

Cabe entonces preguntarse ¿por qué, si el ser humano siendo capaz de modificar su entorno y hacerlo más justo, hasta el momento no lo ha hecho? Si en el mundo real predomina el egoísmo y la injusticia, la teoría de la determinación biológica resulta ser una explicación muy lógica independientemente de sus efectos justificadores que en principio serían una consecuencia involuntaria de la teoría (por ejemplo, como sostiene Wilson y otros, la violencia es inherente al ser humano porque éste contiene una naturaleza agresiva que necesita para adaptarse al entorno). Los críticos del determinismo biológico argumentan que esta postura cae en la clásica falacia es-debe, donde porque se afirma que la evolución funciona mediante la selección y discriminación de los más débiles, entonces debemos dejar que siga dicho curso aunque contradiga los valores culturales socialmente aceptados.

Aunque para muchos las maneras amorales de la selección natural contradicen su principio de igualdad moral, una antropomorfización de la naturaleza sería equivocada y además indeseable. Como dice el dicho popular, «si algo funciona no lo toques» (y más aún si al tocarlo lo arruinarás). Si los resultados del determinismo biológico tienden involuntariamente a justificar ciertas prácticas de dominación y desigualdad, eso no implica que dichos resultados sean falsos o estén orquestados por la ideología que ha resultado favorecida; sólo la hace, estrictamente hablando, sospechosa, y por ello digno de una minuciosa revisión; pero utilizar dicho argumento para desestimar una teoría es caer en la siguiente falacia: la teoría es falsa porque justifica una ideología perversa. Y ahora preguntamos, ¿si los resultados del determinismo biológico fuesen ─de alguna extraña manera─ favorables para justificar el orden de igualdad social que anhelan sus detractores, también sería una teoría equivocada?

Para ilustrar la falacia antideterminista plagiaremos una acertada cita que dichos autores tomaron de uno de los personajes de Saul Bellow, (pero para fines, obviamente, muy distintos): «que sea paranoico no implica que la gente no me persiga»1. Aceptar que el ser humano es por naturaleza egoísta y poco democrático es, para la sensibilidad política y social actual, muy incómodo y por ello no sorprende que se hagan inagotables esfuerzos por intentar definir al hombre como un ser altruista y justo, pero los milenios de historia de luchas y dominación hacen que dicha teoría sea muy idealista e ingenua.

Además, que en el Estado de Derecho la igualdad y justicia sean prácticas impuestas por coacción legal (y bajo severas amenazas de castigo) hacen que, como sostenía Hobbes ─y con el pesar de Habermas─, la supuesta amabilidad humana resulte muy sospechosa. Según Dawkins, la selección natural funciona básicamente a nivel genético, los genes más eficaces se reproducirán a través de las generaciones de organismos (máquinas) que las hospedan. Los genes son «egoístas» porque utilizan al organismo para su supervivencia. Los cuerpos son efímeros, pero los genes permanecen1.

La selección natural favorece a aquellos genes que son útiles para la supervivencia de la máquina hospedante. Como ya sabemos, los genes malos son progresivamente eliminados a través de las generaciones. Sin embargo, la teoría del gen egoísta no discrimina entre genes buenos y malos; todos los genes, aunque sean favorables o desfavorables para el cuerpo, intentan sobrevivir al cuerpo portador. Aparentemente, parece obvio que un gen bueno será más eficaz en su supervivencia que un gen malo, y debemos preguntarnos cómo es posible que los genes que ocasionan enfermedades al organismo hospedante logren sobrevivir si tienden a matar a su portador. Los genes letales y semiletales (los que debilitan al organismo ocasionando su muerte por causas indirectas) logran transportarse porque sus efectos aparecen cuando el organismo ya ha alcanzado la madurez sexual y sus posibilidades de haberse reproducido son elevadas, en este sentido son genes letales «exitosos»2.

Según esta conducta, es fácil entender por qué la mayoría de enfermedades degenerativas y mortales aparecen a una edad más o menos avanzada, estos genes letales están esperando pacientemente que el cuerpo haya tenido el tiempo suficiente para reproducirse y una vez pasado este tiempo estos genes malignos se desarrollan libremente. El fin es sólo la transmisión, una vez cumplido este fin el cuerpo puede ser desechado. Los genes letales no cometen suicidio a menos que maten al cuerpo portador antes de haberse reproducido. Regresando al tema de la herencia cultural, Dawkins introdujo el término memes para referirse a las entidades responsables de la evolución cultural en paralelo a la evolución genética.

Los memes son, según Dawkins, los «nuevos replicadores». Un replicador es una molécula de ADN capaz de generar copias de sí misma; los «antiguos replicadores» son los genes1. Análogamente a los genes, los memes también son seleccionados, logran fijarse en la evolución cultural aquellos memes (ideas o prácticas culturales) que se ven reforzados por la selección génica. Los memes, al igual que los genes, tienen sus alelos. Conviene recordar que el alelo de un gen es su contrario o «rival» con quien luchará por ocupar un lugar en uno de los 46 pares de cromosomas. El gen ganador es el dominante y el vencido es el recesivo. Memes contrarios son ideas opuestas que luchan por imponerse en la evolución cultural, los memes vencedores son los que se adaptan mejor a la evolución génica, y a su vez, la evolución génica se ve modificada por los memes victoriosos.

Por ejemplo, la creencia en una divinidad (o poder sobrenatural) es una práctica cultural universal; y según la teoría de los memes, la creencia en los dioses venció al ateísmo históricamente porque la fe estimula prácticas biológicas y sociales más eficaces que el ateísmo. La fe religiosa sería eficaz, por ejemplo, para impulsar el altruismo, la cooperación social y la tranquilidad espiritual. Un ejemplo de un meme vencido por su ineficacia sería el incesto. Estudios demuestran que el tabú del incesto es una práctica universal porque la evidencia revela que la reproducción entre parientes directos es genéticamente perjudicial, y por consiguiente, los memes que favorecen la exogamia sirven para una propagación eficaz de genes.

Sin embargo, como afirma Dawkins, a veces los genes y memes entran en contradicción. Como ejemplo relevante para este ensayo podríamos postular que el meme de la igualdad moderna sería contradictorio a los intereses de la evolución génica que no puede practicar la igualdad como principio seleccionador. Impedir la selección natural de los genes sería el terrible efecto del meme de la igualdad. La teoría de los memes puede resultar peligrosa, pues el hecho de que un meme se imponga en la evolución cultural podría envolverlo en un halo de validez y verdad. Sería fácil pensar que los memes victoriosos han triunfado porque marchan en el mismo sentido de la selección natural y por ello merecen ser considerados como mejores (determinismo memético), sin embargo, esto es una ilusión.

Si la selección natural es un proceso determinado básicamente por mutaciones y relaciones entre el azar y la necesidad, los memes que ejercen influencia en ella no pueden pretender justificarse por su adaptabilidad correlativa. Si determinados memes han logrado fijarse en la herencia cultural sin ser eliminados por la evolución génica ello no implica que estos memes sean beneficiosos ni los mejores, sus efectos podrían ser genéticamente neutros o insignificantes. Simplemente ciertos memes han sobrevivido porque forzosamente ─por azar y por necesidad─ algunos tenían que hacerlo.

El meme dominante no necesariamente es más correcto ni el mejor de los posibles (aunque también es verdad que podría serlo), simplemente, es un meme eficaz y su actual eficacia no significa que otros memes, por ahora inexistentes o recesivos, podrían ser más eficaces que aquéllos. Siguiendo con las analogías genéticas, tendríamos que alertar la existencia de memes letales para los genes, memes que impedirían el éxito reproductivo de los genes que la selección natural habría escogido como los genes que merecen mantener viva la especie.

Queda por resolver la paradoja de por qué un meme, tal como el de la igualdad, está imponiéndose en la evolución cultural. No sería válido argumentar que si dicho meme es actualmente dominante ello garantiza su existencia como un meme histórica y evolutivamente correcto. Si consideramos la gran lentitud de los cambios en la selección natural y suponiendo generosamente que el meme de la igualdad moderna tiene unos 300 años de antigüedad, los efectos genéticos serían aún imperceptibles, pero su actual aparente invisibilidad no implica su inexistencia. Sus devastadores efectos pueden deducirse teóricamente por la evidencia acumulada hasta el momento del mecanismo y conducta de la selección natural.



1 «Los salvajes suelen eliminar muy pronto a los individuos débiles de espíritu o de cuerpo, haciendo que cuantos les sobrevivan presenten, de ordinario, una salud fuerte y vigorosa. A realizar plan opuesto, e impedir en lo posible la eliminación, se encaminan todos los esfuerzos de las naciones civilizadas; a esto tienden la construcción de asilos para los imbéciles, heridos y enfermos, las leyes sobre la mendicidad y los desvelos y trabajos que nuestros facultativos afrontan por prolongar la vida de cada uno hasta en el último momento. Aquí debemos consignar que la vacuna ha debido preservar también a millares de personas que por su constitución débil hubieran sucumbido en otro tiempo víctimas de la viruela. De esta suerte, los miembros débiles de las naciones civilizadas van propagando su naturaleza, con grave detrimento de la especie humana, como fácilmente comprenderán los que se dedican a la cría de animales domésticos». (Darwin, El origen del hombre, op. cit, p. 135)

1 Según estudios recientes, la población del África subsahariana ─que representa el 10% de la población mundial─, es de unas 700 millones de personas. Se calcula que en el año 2050 se habrá doblado esa cifra a pesar del imparable avance de la epidemia del sida que ha infectado a dos tercios de aquellas 700 millones de personas. Los especialistas advierten que en el año 2015 la esperanza de vida en los países africanos más afectados habrá retrocedido a unos 17 años si no se toman medidas urgentes por controlar la epidemia. (Fuente: Historia Universal EL PAÍS, Madrid. Salvat, 2004, Tomo 20, pp. 455-458)

2 Antiguamente, el costo de tener hijos se veía compensado en un tiempo relativamente corto, y por ello no resulta extraño que los pobres tengan muchos hijos a pesar de su falta de recursos, pues los hijos ayudaban en el hogar o trabajaban desde la temprana infancia. Actualmente, en la sociedad capitalista, tener hijos es poco rentable pues éstos empiezan a ser económicamente productivos a una edad muy tardía.

1 R.C. Lewontin, S.Rose y L.J. Kamin, No está en los genes, Racismo, genética e ideología, Barcelona, Biblioteca de bolsillo, 2003

2 Resulta paradójico que los autores mencionados condenen enérgicamente el uso de ideología cuando a su vez defienden la ideología contraria de la igualdad moderna.

1 No está en los genes, p. 337

1 «Los genes son inmortales, o más bien, son definidos como entidades genéticas que casi merecen esta calificación, nosotros, las máquinas individuales de supervivencia en el mundo, podemos esperar una vida que se prolonga durante unas cuantas décadas. Pero los genes tienen en el mundo una expectativa de vida que debe ser medida no en términos de décadas sino en miles y millones de años». (Dawkins, El gen egoísta, Barcelona, Salvat, 2002, p. 44)

2 «Por ejemplo, un gen que hace que cuerpos viejos desarrollen un cáncer podrá ser transmitido a numerosos descendientes, ya que los individuos se reproducirán antes de contraer la enfermedad. Por otra parte, un gen que hace que cuerpos de adultos jóvenes desarrollen un cáncer no será transmitido a muchos descendientes, y un gen que hace que niños desarrollen un cáncer fatal no será transmitido a ningún descendiente. De acuerdo con esta teoría, entonces, la decadencia senil es simplemente un subproducto de la acumulación, en el acervo genético, de genes letales que actúan a edad tardía y semiletales, a los que se les ha permitido que se deslicen a través de la red de la selección natural simplemente porque actúan a una edad tardía». (Ibid, p. 52)

1 «Al igual que los genes se propagan en un acervo génico al saltar de un cuerpo a otro mediante un proceso que, considerado en su sentido más amplio, puede llamarse de imitación. Si un científico escucha o lee una buena idea, la transmite a sus colegas y estudiantes. La menciona en sus artículos y ponencias. Si la idea se hace popular, puede decirse que se ha propagado, esparciéndose de cerebro en cerebro». (Ibid, p.251)