domingo, 10 de febrero de 2008

Implosión

Por Sidel Zeissig Milian.


A Vos Madro.

I.
Allá un espejo, tierna horca de las horas
te describe y nos inflama contingentes,
abajo de la fosa divisoria:
oblicua desnudez de tu desdoble,
enjambre tornasol de mis memorias.

-Lluvia, gota, luna de hojas-

Y en los cristales la noche se hace agua:
luz celeste muscular de nubarrones,
blanda espina de los peces voladores.
Como alondra de tus dedos que gravitan
salpicando fumarolas en mis campos,
de erupciones contenidas que se incuban,
con vapores amatistas que me explotan.

-Lentejuela, fosa, grieta angosta-

Sobre una sinfonía de estridores
demudados, blanquecinos, indiscretos,
crepitantes que nos llueven a mil voces
cuando hay frío de no vernos
los dolores.



II.

Asueto de hojas, mariposas, boca roja,
el aire tiene hoy manos tras las gotas.
Y aquí, atrás, una tormenta,
cual anguila fluvial entre mis ojos
llueve y llueve mientras siembra
en mis adentros, erupciones
minerales que desbordan.

Como gárgolas melódicas que pausan
en las olas entre azules receptores
a los dioses que dormitan incrustados
al compás de sus temores y sus dedos,
indigentes/monocordes que desollan
con sus lagrimas el ristre mal bordado
de mis pasos que se arrastran
transgresores.



III.

Silencio abajo en los castillos subterráneos,
donde nacen día a día las crisálidas
entre muescas de colores/carnavales,
que deambulan por los ríos que me brotan,
como ombligos de ceniza que me soplan,
el cordón benefactor que pausa el llanto
de los niños que me muerden
las entrañas.

Silencio arriba en la mejilla del cometa
con sus cruces y sus pupas de madera,
cuando viajan sobre el cielo las sonrisas
de los ojos del rebaño furibundo
cuando bate en implosión
mi sangre erguida,
que te surca entre las venas
y te abriga.